Editorial
NPL
Edición 16
El comunismo tiene su gente
1 de octubre 2004
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Por Ismael Sambra
ismaelsambra@nuevaprensalibre.com
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He llegado a esta conclusión después de haber conocido
a varios comunistas: el comunismo tiene su gente. Haber vivido bajo
su régimen le puede dar a uno el derecho de hablar de sus
experiencias y se nos puede comprender mejor que a ésos que
no lo han experimentado y dicen que el comunismo es bueno.
¿Pero bueno para qué o para quiénes? En Canada
he conocido a algunos y sé que pertenecen al grupo de los
ciegos que no quieren ver y de los sordos que no quieren oír.
Algunos se hacen los tontos frente a las verdades irrefutables,
como ésas de los fusilamientos preventivos y las sanciones
ejemplarizantes de la dictadura castrista contra los disidentes.
Algunos son de los que salieron huyendo de dictaduras de derecha
y pensaron que el comunismo era la opción. Algunos todavía
escriben artículos o dictan clases en las universidades para
tratar de acreditar como bueno lo que no han vivido. Estos son los
llamados izquierdistas que en el momento de buscar asilo político,
prefirieron huir a las garras del monstruo capitalista que detestan,
a Estados Unidos o a Canada, y no al paraíso que ofrecía
Cuba como abanderada de la revolución socialista en América.
¡Qué grandes hipócritas!
Todos estos extraños y hasta contradictorios personajes pueden
ubicarse bajo un denominador común. ¿Comunistas o
oportunistas? Incluso he polemizado con algunos en programas televisivos
o en la prensa escrita con el afán de transmitirles a través
de mis experiencias la posibilidad de conocer lo que se empecinan
en ignorar; y, lejos de dialogar y agradecer, se mostraron irrespetuosos
y hasta agresivos. Estos son los que hablan de justicia, de repartir
las riquezas a partes iguales; pero al final lo que reparten es
la miseria y se quieren quedar con la mayor parte. La mayoría
son ateos, jamás podrán practicar la doctrina cristiana
del amor y el respeto al prójimo. Se alimentan del odio,
de la envidia, de robar las propiedades a los ricos que con trabajo
la han acumulado. La mayoría son intolerantes y nos consideran
débiles por querer practicar y compartir los beneficios de
la democracia hasta con ellos que no se la merecen; porque quieren
utilizarla sólo para ellos, es decir, destruirla. En fin,
que no son personas para el diálogo, para la democracia,
donde todos podemos tener un considerado lugar, incluso siendo minorías.
Son seres hechos a la medida de lo que quiere el comunismo: el totalitarismo.
¿Podemos dejar que elementos así controlen los medios
de difusión y tomen alguna vez el poder?
Vayamos por paso ¿Cómo se hace un comunista? En mi
etapa de estudiante pude ver que el alumno más arrinconado,
más callado; es decir, quien menos se comunicaba con los
demás, en fin, el introvertido, era el joven ejemplar, el
joven comunista, el que merecía ser seleccionado como tal.
Porque, según los parámetros, sería un buen
candidato para el llamado "hombre nuevo". Por supuesto,
a mí nunca me escogieron por ser inquieto, hablanchín,
chistoso, polémico y criticón, en fin extrovertido,
a pesar de estar entre los alumnos con notas más sobresalientes.
Al parecer no tomaban en cuenta que la introversión no es
un mérito, sino un trauma psicológico de necesario
tratamiento, porque esta enfermedad genera odio, envidia, y un montón
de bajas pasiones capaces de desatar los instintos del suicidio
o el crimen y que cuando se estimula resulta más peligrosa.
En fin, que era evidente que el Partido comunista recurría
a los enmascarados tras de sí, para engrosar la tribu de
los "cabeza de muelle", es decir, de los que siempre están
dispuestos a decir que sí.
En mi etapa de trabajador de la televisión cubana -después
de ganarme un título universitario, a costa de renunciar
a mis creencias religiosas, pues de lo contrartio no se podía
llegar a la universidad-, vi lo mismo. Los introvertidos, los callados,
los "modestos", los que se cocinaban en su propio caldo,
mezcla de arribismos y otros nefastos ismos hasta llegar al caudillismo,
resultaban ser "los elegidos".
Alcanzar un carnet rojo se convirtió en la gallina de los
huevos de oro, la cual podría proporcionar hasta un mejor
puesto de trabajo. Y resultó que los flemáticos, los
lentos, escurridizos, taimados, incapacitados eran los que dirigían,
porque tenían un carnet que los acreditaba como un confiable
"militante comunista", gozando de privilegios por pertenecer
a esa "raza superior" que pretendía el fascismo.
Por supuesto que en toda regla hay sus excepciones. A este
relajo del sistema lo he denominado "Imperio de la mediocridad",
de las tribus Incas, quiero decir, de los Inca-paces. Por eso nadie
se extrañe del desastre económico, político
y social que el comunismo riega a su paso. Por eso nadie se extrañe
cuando decimos que el verdadero bloqueo no viene de afuera sino
de adentro.
Ahora resulta, que a pesar del derrumbe de su ideología a
nivel mundial, que a pesar de los descubrimientos de las atrocidades
cometidas en su nombre y ocultadas durante largos años por
la falta de un periodismo independiente, algunos insisten, mejor
dicho, persisten en invadir nuestros predios de respeto a la libertad
de opinión y llegan a impartir "conferencias",
sobre lo buena que es la revolución comunista para los pueblos.
Estas "conferencias" son también un modo de exportar
el terrorismo hacia los países que han alcanzado prosperidad
y cierta estabilidad social. Así, en una gira relámpago
Aleida Guevara, la hija del Che, recorrió 16 ciudades de
la nación azteca, para propagandizar al régimen cubano
y pedir la liberación de los cinco espías capturados
en USA, pues son considerados allá como héroes. ¿Y
quién paga todo esto?
En su desesperación, como les fue muy mal exportando guerrillas
y armas, han orquestado toda una invasión ideológica
a costa del bolsillo cubano. América es el objetivo de la
nueva estrategia. Venezuela, país medio conquistado a base
de la mentira y el megafraude, les es fundamental. En su reciente
visita Celia Hart, la hija de Armando Hart, exministro de cultura
en Cuba, declaró: "La única manera de conseguir
la liberación de Venezuela como nación de la opresión
del imperialismo es de la mano de la revolución socialista
(...) estamos en un momento óptimo para intervenir, organizar
y conducir al continente a donde queramos..." y culpó
a su gente cuando dijo que "los comunistas de Bolivia traicionaron
al Che". ¡Qué infeliz expresión para tratar
de proteger a Fidel Castro, el verdadero traidor y culpable de la
muerte del Che, al abandonarlo en la selva, sin llevarle siquiera
los recursos prometidos! Pero ya para Fidel el Che era un estorbo
como se ha testimoniado.
Tal y como se ve, los comunistas no sólo tienen su gente,
sino que son capaces hasta de exterminar a su propia gente, cuando
entienden que han dejado de servir a sus intereses. Así ocurrió
en la Rusia de Stalin y así ocurrió en la Cuba de
Castro con el fusilamiento del General Arnaldo Ochoa. Los comunistas
no tienen amigos, no tienen familia, no tienen hermanos, no tienen
hijos. Si éstos se vuelven "traidores a la patria"
aceptan fríamente su fusilamiento, porque en primer lugar
está su doctrina y de esto se conocen innumerables ejemplos.
Parece que no tuvieran corazón, parecen haber desarraigado
la compasión de sus sentidos.
Tuve un amigo que cuando el derrumbe soviético me dijo refiriéndose
a los tanquistas que no habían cumplido la orden comunista
de dispararle al pueblo que se había volcado en las calles:
"son unos pendejos, tenían que haber disparado, por
su culpa lo perdimos todo." Desde entonces dudé de su
amistad; pero insistí, porque quería ver si le quedaba
alguna fibra humana. Y grande fue mi frustración cuando supe
que había rechazado visitar a sus hijos y nietos en el exilio.
Dijo que quería estar en Cuba para defenderla de la invasión
USA largamente anunciada por su dictador que había realizado
demasiados actos para provocarla. ¡Qué lástima,
desperdiciar esa oportunidad de reencuentro familiar que tantos
han añorado!
¿A quiénes pretenden engañar estos lobos disfrazados
de carneros? ¿A quiénes pretenden utilizar estos improvisados
conferencistas del terrorismo? Se aprovechan de las sociedades abiertas
para actuar impunemente y esparcir el veneno. Y siempre aparecen
los tontos, los adictos a estas drogas, y los resultados se aprecian
en las recientes revueltas. Ellos viajan a Estados Unidos, a Europa,
a Canada libremente y buscan en estos países a su gente que
afortunadamente son una ínfima minoría, pero que hacen
mucho daño por la violencia. Y nosotros lo permitimos. Mientras
dormimos la siesta de la democracia ellos buscan sus fisuras y aprovechan
a sus anchas para confundir y exportar su terror. Nosotros los débiles
-como nos llaman-, nosotros, los democráticos, los toleramos;
quizás confiados en que por mucho que corra la mentira la
verdad siempre la alcanza. Sin embargo, a nadie de nosotros se les
permite entrar a sus predios que dominan a costa de la represión.
No nos dejan entrar, porque nos temen. Temen más a las palabras,
a la libertad de expresión que a las bombas. Nosotros no,
nosotros le tememos más a las bombas, y ellos lo saben. La
libertad de expresión nos hace vulnerables, pero más
fuertes.
Nuestra visión es muy sólida, muy martiana contra
los dictadores de la derecha y los dictadores del comunismo, es
muy lógica en la defensa moral de la democracia, del capitalismo,
porque el capitalismo es el único sistema que hasta ahora
ha logrado responder a las necesidades materiales y espirituales
del pueblo, porque está basado principalmente en los ideales
de la libertad económica, política y social del hombre.
Todo lo demás es una auténtica estafa de estos estafadores
de conciencia que no se resignan con su fracaso.
¡Claro que el comunismo tiene su gente! Por eso llaman a su
gente para que formen brigadas -llámese de acción
rápida y o círculos bolivarianos- para dividir, para
descargar su odio, para que practiquen la intolerancia y la violencia
contra aquellos que se resisten a aceptar su terrorismo. Porque
según palabras de Lenin "no se concibe una revolución
socialista sin la implantación del terror". Bajo su
égida, el pueblo tiene sólo la opción de aceptar
o de lo contrario le espera la cárcel, el exilio o la muerte.
Por eso los que se rebelan contra estos regímenes son dos
veces héroes, porque es dos veces destructiva (física
y sicológica) su represión. Por eso el que, a estas
alturas de la historia, del descubrimiento de las atrocidades castristas-stalinistas,
apoya o finge apoyar al tirano, es un cínico, un sinvergüenza
de marca mayor; es decir, es gente hecha para el comunismo.
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Communism has its own
people
By Ismael Sambra
ismaelsambra@nuevaprensalibre.com
Translation: David Levy
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After being in contact with many communists for
long years, I have arrived to the conclusion that the communist
system has its own people. Having lived under such a government
may have given one the right to speak about it with more knowledge
and authority than those who, having not experienced it, contend
that communism is good. Good for what, for whom? Here in Canada
such opinions are held by people who become "blind because
they don't want to see, deaf because they don't want to hear".
Some of them feign incredulity when faced with irrefutable facts,
such as "preventive executions by firing squad" and "exemplary
imprisonments" carried out by Castro's dictatorship against
dissidents. Some are individuals who fled a rightist dictatorship
and believe that communism was the alternative. Some write articles
or teach classes in universities, trying to give credence to a regime
they have not lived under. These are the so-called left-wingers,
who at the moment of seeking political asylum, preferred to deliver
themselves to their hated capitalist monster's claws in the U.S.
or Canada, instead of the paradise offered by Cuba, the beloved
standard-bearer of the socialist revolution in the Americas. What
a bunch of hypocrites!
All these strange, inconsistent characters may
be placed under a common denominator. Are they really fanatic communists
or rather unprincipled opportunists? I have even debated with some
of them on TV shows or in the printed press with the intention of
communicating my own experiences and of providing evidence of communism's
appalling consequences. Far from showing any desire of starting
a dialogue, they became disrespectful, even aggressive. Are these
the supporters of fairness, of equalitarian wealth-sharing? Why
do they praise those who keep for themselves the lion's share while
distributing only misery to others? Most of them, being atheists,
are unable to practice the Christian doctrine of love and respect
for others. They feed on intolerance, on hatred, on envy, on coveting
the property that others have earned through hard work. Most perceive
us as weaklings because we want to live in a democracy and share
its benefits even with them, who don't deserve it because they want
to use its freedoms for themselves only. In short, they want to
destroy democracy. Finally, they are not suited to the exchange
of ideas, to a system where we all, including minorities, have a
dignified place. They are custom-made for the aims of communism,
perfectly suited to its totalitarian ways. Should we allow such
individuals to control the media and perhaps, some day, assume total
power?
Let's take it step by step: What is required for
the making of a communist? During my years as a student in Cuba,
it was the shyest, the quietest student, the one who communicated
the least with others, in other words, the most introverted one,
who was considered a model youth and merited being selected as the
"communist youth". He would obviously be a good prospect
for the so-called "new man", who follows the rules and
never questions them. Although I received excellent marks I was
never selected. How could I be? I was restless, spoke too much,
made jokes, argued and criticized. In other words, I was extroverted.
It never occurred to them that being introverted is not a positive
trait but rather a phycological dysfunction that sometimes requires
medical treatment. If encouraged enough, It may even be dangerous
because it isolates the individual and renders him a fertile ground
for low passions like hatred or envy that may end up unleashing
suicide or murder tendencies. No doubt the Communist Party, in order
to enlarge their clan, seeks those who hide their light, those who
are always ready to say yes.
I saw the same thing when working for Cuban television
- after getting a university degree, at the cost of renouncing my
religious beliefs, since otherwise I would not have been accepted.
The "selected" ones were the introverted, those who kept
quiet, the "modest" ones who stewed in their own feelings,
the position climbers, the opportunists. .
To possess a membership "red card" was
equivalent to owning the goose with the golden eggs. It enabled
its owner to get a job far above his/her level of competence, with
the result that all leadership positions went to employees who,
as a general rule and not with many exceptions, were phlegmatic,
slow, slippery, tricky, incapable, but their card certified them
as reliable "active communists". They were granted such
privileges because they belonged to the "master race".
Were we witnessing a revival of fascism?. This perversion of the
system I have named "the rule of mediocrity". No wonder
that economic, political and social disasters always follow communism.
No wonder that the true blockade suffered by the Cuban people, as
we contend, originates from within, and not at all from outside
the country.
And now it happens that, in spite of the collapse
of that ideology all over the world, in spite of revelations about
atrocities carried out in its name and kept hidden for many years
due to the lack of an independent press, some make full use of our
respect towards freedom of opinion in order to promote "conferences"
about the beneficial effects of communist revolutions for the populations
affected. These "conferences" are also a tool to export
terrorism to countries that have reached certain prosperity and
social stability. In this way, Aleida Guevara, the Che's daughter,
visited 16 Mexican cities in a rush tour propagandizing the Cuban
regime and demanding the freedom of five Cuban spies captured and
convicted in the U.S. Who pays for all this?
In desperation, after failing very badly in their
repeated attempt to export guerrillas and weapons, they have now
orchestrated an ideological invasion, paid for by the Cuban people.
Latin America in now the target of this new strategy. Vital to them
is Venezuela, a country half-won over by deception and massive electoral
fraud. In a recent visit, Celia Hart, daughter of Armando Hart,
a former Culture Minister in Cuba, stated: "The only way for
Venezuela, as a nation, to free itself from imperialist oppression,
is to be led by the hand of the socialist revolution ... we are
at the optimum moment to intervene, organize and lead the continent
to wherever we want" and then accused her own comrades when
she stated that "the communists in Bolivia betrayed the Che".
An unhappy statement made for the sole purpose of protecting Fidel
Castro, the real culprit of the Che's death. It was Castro who failed
to deliver the promised resources and abandoned him in the Bolivian
jungle! Witnesses to these events have attested to the fact that
at that time, the Che had become a hindrance to Fidel.
As we can see, communism not only has "its
own people", but it can easily exterminate them whenever they
seem to cease being useful to the party's interests. This happened
in Stalin's Russia, and also happened in Castro's Cuba when Gen.
Arnaldo Ochoa was executed by firing squad. Communists have no friends,
no family, no brothers, no children. If their relatives or friends
are deemed to have become "traitors to the fatherland",
communists coldly accept their execution, because their doctrine
is paramount. There are countless instances of this behaviour. They
have no heart, they have rooted out any kind of compassion from
their feelings.
At the time of the collapse of the Soviet system,
during a conversation with a friend, he said, referring to tank
crews who had not carried out the communist order to shoot at the
demonstrators on the streets: "they are contemptible, they
should have shot at the people, it is their fault that we lost everything".
Since then I had serious doubts about his friendship, but certain
curiosity persisted in me about him, for I wanted to know if he
still retained any sort of humanity. I was greatly shaken when I
learnt that he had rejected the chance to visit his exiled children
and grandchildren. He said he wanted to stay in Cuba to defend it
from the American invasion, which the dictator had announced for
a long time, after trying to provoke it time and again. He willingly
wasted the opportunity to reunite with his family, something that
many others so ardently desire!
Whom can they deceive, these wolves in sheep clothing? Whom do they
try to use, these improvised lecturers on terrorism? Certainly not
people like us, who love freedom and have learned something from
last century history. They target open societies where they can
act with impunity and spread their venom. And they can always find
the gullible ones, those prone to become addicted to the communist
utopia like drug-addicts to narcotics. We can see the results in
recent revolts. They travel freely to the United States, to Europe,
to Canada, and there they seek people of their own, luckily very
few, but who can still do a lot of harm because of their use of
violence. And we allow it. While we nap in democracy, they look
for its weak spots and take full advantage of its freedoms to confuse
the issues and export their terrorism. We the weaklings - as they
call us -, we the democratic ones, tolerate them, perhaps trusting
that no matter how far the lies run, the truth will always catch
up with them. However, none of us are allowed to enter their countries,
dominated by means of oppression. They do not allow us in, because
they are afraid of us. They are more afraid of words, of freedom
of expression, than of bombs. Not us. We are more afraid of bombs,
and they know that. Freedom of speech make us vulnerable, but it
also makes us stronger.
Ours is a very solid vision, very much inspired
by José Martí's ideas, against dictators of the right
and against communist dictators. It is consistent in its moral defence
of democracy, and of capitalism, because capitalism in the only
system that so far, has been able to provide for both the material
and the spiritual needs of the people, because it is based mainly
on man's ideals of economic, political and social freedom. Anything
else is an enormous fraud concocted by these swindlers of people's
conscience who do not accept their failure.
Of course communism has it people! These are the
people they call up to form brigades - whether they are called "fast-action
brigades" or "Bolivar circles" - to divide, to spew
their hatred, to practice intolerance and violence against those
who will not accept their terrorism. Because, in Lenin's words "it
is inconceivable to have a socialist revolution without imposing
terror". Under his leadership, people have only two choices,
to accept the system or to expect imprisonment, exile or death.
That is why those who rebel against these regimes are two-fold heroes,
because repression is two-fold destructive, physically and psychologically.
That is why, at this stage in history, after Castroist-Stalinist
atrocities have been made public, those who support or pretend to
support the tyrant, are hypocrites, shameless scoundrels, that is,
they are tailor-made for communism.
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